martes, 29 de mayo de 2012
Una liberación
Me he despojado de todo esta mañana. He querido ser luz, viento, hierba, lentitud amarilla que forma la voz del horizonte, donde el silencio retumba entre los árboles.
Ahora, siento que el viento y la luz flotan en mí, muerden mi corazón lleno de agua. Observo a unos pasos, desde el sitio donde estoy, la brisa moviendo lentamente tres banderas. Una de ellas se instala en el amor de mi niñez; las otras dos son lindes de un mapa inexplorado donde la melancolía se agiganta y la alegría se abre y se hace amor, hueco por el que amanece esa inocencia de la que nunca, jamás, renegaré.
Me he despojado de todo esta mañana. Y ahora mismo soy luz, viento, hierba, un resplandor que ilumina un lugar donde ayer sólo hubo niños y ahora sólo está el sol aleteando como un pájaro.
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