jueves, 19 de abril de 2012

La inutilidad

Lo que medio sé hacer no sirve para nada. Dibujar el paisaje con palabras y encofrarlo en un enjambre de versos diamantinos es, a mi modo de ver, una necedad, una inutilidad sin fundamento. Ni siquiera me sirve ahora la poesía. Las metáforas duelen como ortigas sobre el barro. Para nada sirvo. La nada habita en mí, avanza en mi corazón serenamente, con la lentitud de una oruga en el envés de la hoja de un olmo. Sólo existo en el silencio, en la corteza lánguida del frío que abraza los muros sin luz de mi conciencia. Para nada sirvo. Entonces, ¿qué hago aquí? Sólamente me salva el amor de una mujer. Ella me ata a la tierra y me hace olvidar, algunas veces, la inutilidad que me identifica. Sobrevivo por ella. Atado a sus gestos soy persona y me aleja de lo que soy por un instante. Si no fuese así quizá no existiría y ya sería parte del frío y el silencio.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

LO QUE HACES AQUI ES DELEITARNOS CON TU ESCRITURA A TRAVÉS DE TI PODEMOS EXPRESARNOS,YA QUE TU ERES CAPAZ DE DIBUJAR LO QUE MUCHOS SENTIMOS.BESOS

Miguel Barbero dijo...

Además de tu mujer están tus hijas y tus buenos amigos a los que, también, puedes aferrarte. Amigos que no te bailan el agua y que puedes confiar en ellos en los momentos dificiles. ¿Quién dijo que la vida sería un remanso de agua o una pradera de suave hierba?Un abrazo.

Anónimo dijo...

Los que te leemos disfrutamos con tu literatura.Los que te conocemos disfrutamos con tu compañia.Tienes una familia encantadora. No se puede pedir más. Un abrazo.

Una compañera dijo...

Alejandro, creo que en la vida hay que adaptarse a los cambios, unas veces buenos y otras veces malos, la vida sigue y tú eres una persona con mucho éxito, muy valiente al escribir libros sin saber el posible éxito que puedan tener, ¿cómo te vas a hundir ante esta situación?, espero que este período en el que te encuentras de adaptación sea fructífero y de alguna manera alivie tu tristeza, ánimo con tu nuevo proyecto tanto profesional como personal y verás cómo es gratificante el programa de empleo en el que te encuentras. Muchos besos.

Anónimo dijo...

¡ Ven !
Siéntate a recordar
el polvo de la tierra
de aquel lugar.

Las doradas espigas
y aquel sabor de hogar.

Los silencios
de los árboles,
los trinos
que ibas a buscar.

¡ Ven Amigo !
¡ Vámonos ya!

Anónimo dijo...

Alejandro, no pienses en ningún momento que lo que haces no sirve para nada porque para mi es algo vital poder leer tu blog y tus libros.Me transportan a esa tierra maravillosa que algún día me gustaría poder compartir contigo y que llevo muchos años añorándola y recordándola desde la distancia.Sigue por favor escribiendo de esa manera para que nostalgicos como yo disfruten de tu escritura y de Los Pedroches.Un saludo de un veraneante villaraltero.

Alejandro López Andrada dijo...

No sabes cuánto agradezco tus palabras de ánimo, amigo de Villaralto. Es hermoso saber que lo que uno escribe a veces llega al corazón de alguien y, de algún modo, lo hace feliz. No hay nada más hermoso y grato para mí que endulzarles la vida a los demás con mis escritos o mis hechos. Sólo por eso merece la pena escribir, y vivir. Abrazos.