Nos sostiene la herida blanca del amor. Nos han robado la voz, la libertad, la esperanza en un mundo más solidario y justo. El poder del dinero, la soberbia sideral escondida en el corazón de los banqueros, ha quemado la luz que sostenía nuestro aliento y en su lugar ha crecido el desencanto: un zarzal que nos cubre y nos impide ver el día.
Ahora el futuro es un cuervo a la deriva con las alas mojadas por la espuma de la noche.
Han cavado una tumba inmensa de silencio para enterrar en ella la ilusión que, hasta hace muy poco, sostenía nuestros ojos y alimentaba nuestro corazón. El capitalismo es ciego y en sus párpados se posan las cáscaras de la melancolía.
Los jeques del reino, los príncipes de Bankia, con el nudo de sus corbatas de oro flácido han extrangulado nuestra antigua fe, el clamor de justicia que nos dignificaba. Nos vamos quedando, al final, sin argumentos para explicar esta oscura realidad, la luz de esta España que, sin remedio, se nos muere. Han estercolado nuestra felicidad.
Y ellos siguen viviendo a costa de las lágrimas y el dolor de los pobres. Son cuatreros sin escrúpulos, son los reyes del vértigo, los príncipes de Bankia. Al final van quemando nuestra rebeldía celeste. Se lo llevan todo, se lo han llevado todo; y nosotros tan solos, tan rotos, tan heridos, no podemos mirar siquiera hacia adelante, porque no somos nada, porque no existe el futuro.
1 comentario:
De los nudos de esas corbatas tiraba yo, para ver que tal les sentaban a esos principes de bankia el ahogo que produce estar axfisiados.Nos han robado algo mas que dinero y encima no podemos hacer nada.¡ que pena de mundo!
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