Símbolo de la libertad y la elegancia, de la revolución, oculto en la penumbra de su nido pequeño, el alcaudón me observa con un punto de extraña y limpia mansedumbre. Republicano estival, voz libertaria contra la Dictadura que impone la dehesa, vi siempre en su vuelo el trazo de la libertad, el signo veraz de una hermosa rebeldía. Por eso me asombra, en este instante, su quietud, la fragilidad musgosa de su estado en el que se clava el dolor de la canícula.
Él, aguerrido soldado que batalla bajo el sol del verano contra alacranes y ciempiés, parece sumido en una umbría reflexión. Quizá esté temiendo que pueda hacerle daño. Cuando yo era pequeño, solía subirme a las encinas, a mitad del verano, para tocar su nido grácil; disfrutaba observando los huevecillos moteados, como delicadas gemas de berilio destellando en la luz amarilla de la siesta que acuchillaba la paz del encinar. Ahora no tengo ánimo ni fuerzas para repetir aquellas travesuras.
Me hallo a cinco o seis pasos de donde él está. Lo ampara la espesa hojarasca del ramaje que sostiene su breve habitáculo de pasto mezclado con líquenes. Lo observo de soslayo, temiendo que pueda asustarse de repente y eche a volar aborreciendo el nido. Por eso lo miro despacio, lentamente, como si lo acariciase con mis dudas. !Es tan hermoso aferrarse unos segundos a la perplejidad de su inocencia! Me hundo en sus ojos vivísimos, pequeños, y, en el silencio del atardecer, percibo su voz inaudible que me llega en un susurro de brisa calinosa que se adentra en mi alma y me dice muy despacio: busca dentro de ti la pureza del ayer, sé valiente y alegre, no dejes de ser niño.
Y la frase se alarga y habita mi conciencia, es arrastrada en un eco luminoso que desata los nudos de mi corazón: busca dentro de ti la pureza, sé valiente...no dejes de ser.... de ser niño... de ser niño. Hasta que el alcaudón, al final, sale volando, y mi infancia se queda dormida ahí, en su nido.
2 comentarios:
¿Conoces un poema de Saba dedicado al alcaudón? Yo lo he traducido, pertenece a un libro muy cortito que se titula Ucceli. Colinas también tradujo ese poema y a su protagtonista le lleamaba "pega", pero se equivocaba : "averla" únicamente se puede traducir por alcaudón. Si quieres te lo envío. Esperanza ortega.
No, no conocía el poema que me dices. De todos modos, me encantaría tenerlo en mi poder. Me alegra muchísimo que seas tú, Esperanza, escritora que tanto admiro, quien me informe de la existencia de esos versos de Saba que yo desconocía. No esperaba encontrarte, ni mucho menos, aquí en mi blog. Me he llevado al saberlo una alegría inmensa. No sabes cuánto agradezco tu visita y el regalo de ese poema que me anuncias. Me lo puedes enviar a mi correo personal: aloandrada@hotmail.com. Muchísimas gracias. Recibe un cálido abrazo.
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